

En el patio de vecinos de nuestra protagonista, va a tener lugar una fiesta para recibir a los nuevos. Nadie sabe cómo serán, pero no les importa, porque ahí, cada uno es cada cual y están acostumbrados a disfrutar de las cualidades de cada quien. Este cuento es pura poesía, tanto por sus rimas como por la variedad de colores, olores, sabores y gatos que encierra entre sus páginas. ¡Ah! Y cocodrilos.